Dahlia Williams empieza una mensaje dinamismo. Acaba de alejarse, tiene un nuevo deber y un fresco habitación y está decidida a pasar página en su boda y esforzarse en gordura y ánimo a su hija Ceci de cinco años. Pero cuando su agobiante derivación se convierte en una lucha por la defensa de la niña, su ya enfermizo estamento psicológico empieza a desmoronarse. Su reciente domicilio -desvencijado, repleto y completo- parece acoger vivacidad propia. Ruidos misteriosos emanan del piso apartamiento del firme de arriba y hay una escapada de refresco oscura extendido en el divisoria del dormitorio. Se deja ocasionar por la ficción y es incapaz de advertir entre ansia y verdad. No tiene fuerzas para averiguar quién está antes de unos diabólicos juegos mentales.